domingo, 25 de septiembre de 2011

Capítulo 2

- Bueno Sandra, cuéntanos. - Interrumpió Dani.
- ¿Qué queréis que os cuente? - Preguntó la chica algo confusa.
- Que hiciste ayer por la tarde, amiguita. 
- Si. Bueno yo estuve toda la tarde en la biblioteca y no te vi aparecer.
- No, no fui allí Dani. Quedé con Pablo y estuvimos hablando.
- ¿Solo hablando? - Sonrío pícara su amiga.
- Teresa, ¿podrías dejar de meter las narices donde no te llaman? - Replicó el chico.
- Dani, cariño, ¿por qué no nos haces un favor y desapareces?
Sandra soltó una carcajada al ver otra de las tantas peleas entre sus dos mejores amigos. Nunca se lo imaginaría juntos. Dani es atento, detallista y no le gusta mucho la fiesta y Teresa es todo lo contrario. Una chica que ama la diversión, emborracharse y que odia a los tipos como Dani. Totalmente opuestos. Aunque, ahora que Sandra se para a pensar, harían buena pareja. Dicen que los polos opuestos se atraen y sin duda ellos son como el agua y el aceite.
- Chicos, basta ya. Parecéis un matrimonio que lleva cincuenta años casados.
- ¿Estás loca? Preferiría morir sola y vieja, a aguantarle un día entero.
- Tranquila, yo tampoco me muero por estar contigo. Eres como una mosca. tienes el mismo tamaño de cerebro y solo sabes molestar.
Teresa ofendida intentó golpearle el brazo, pero la menor de los tres, los separó antes de que alguien pudiese salir gravemente herido.
- Vaya vaya, mira quien viene por ahí. Sandra tu principe azul ha llegado. - Señaló la chica todavia molesta por el comportamiento de su amigo.
- Pablo... - Susurró la chica.
Sandra había notado la ausencia de su novio esa mañana, pero prefierió mantenerse callada. El chico se acercaba hacia ellos cuando Sandra notó que algo raro pasaba.
- Hola chicos.
- Hola Pablo, ¿cómo estás? - Preguntó su amigo.
- Bien, estoy bien... - Contestó confuso.
Pablo dudo por la mañana si llegar al instituto y abrazar a su chica o evitarla por un tiempo. La noticia que ésta le dio la tarde anterior le transtornó completamente. No sabía  lo que pasaría ahora. Tenía miedo, pero necesitaba aparentar que era fuerte y apoyarla.
- Sandra, me gustaría hablar contigo un momento. - Le pidió el chico.
- Claro, vamos. Luego os veo chicos. Adios. - Se despidió ella y se dirigieron juntos hacia algún lugar en el que nadie pudiera oírles.
- Bueno bichejo, ¿qué crees que pasará?
- No lo se. La verdad, me gustaría saber que pasó ayer para que se respirase esta tensión entre ellos. - Concluyó Teresa caminando hacia la próxima clase. 
No muy lejos de allí, la pareja de adolescentes se sentaba en uno de los bancos del patio del instituto.
- Pablo... verás, me gustaría hablar sobre  lo que paso ayer - Comenzó la chica. - Sé que debía haber sido sincera y habertelo contado y lo siento.
- ¿Lo sientes? No, no tienes nada que sentir Sandra. La culpa es mía. Debía haberte apoyado. Haberme quedado y haberte escuchado, no salir corriendo como lo hice. Si hay alguien que debe pedir disculpas soy yo.
Sandra lo observaba atenta, sin quitarle los ojos de encima. Era perfecto. Y sería capaz de perdonarle cualquier cosa si veía que estaba realmente arrepentido. Y esta vez lo estaba, y mucho.
- ¿Sabes? No es justo que te pase esto, que nos pase esto. Eres la mejor persona que he conocido en el mundo. Eres buena con los demás, graciosa, inteligente, eres... preciosa y en cambio estás pagando algo que no te lo mereces.  No es justo.
- La vida no es justa Pablo. - La chica no aguantó más y se derrumbó en sus brazos. Él comtemplaba impotente como ella sufría y no podía hacer nada.
Se lo occurrió una idea. Intentaría hacerla feliz hasta que todo acabase. Verla siempre con una sonrisa, ese era su mayor reto.

4 comentarios:

  1. Oh Dioooos me encanta tu blog ehhh!!
    Te sigoo,sigu así me pasaré por aquí a menudo!
    Besos pásate si quieres,estás invitada a http://meandlorraine.blogspot.com

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  2. Muchas gracias :)
    Cuando quieras, por aquí te espero.

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    Te sigo :)
    pásate ^^

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